jueves, 16 de enero de 2014

¡Pelea!

    Bill abrió la puerta entre sollozos. Cinco niños se habían metido con él en las escaleras delanteras de su casa. La señora Russell  escuchó con atención sus lamentos, y le conminó para que dejara de llorar. Tomó las llaves de la casa y caminó hasta el parque junto a su hijo al encuentro de esos chicos. "¿Son estos los chicos que te han pegado?, preguntó. "Sí, madre", respondió Bill. "Pelearás con cada uno de ellos por turnos". Bill perdió tres de las cinco peleas y lloró avergonzado. "No llores, hijo. No importa si ganas o pierdes, lo que importa es que de ahora en adelante lucharás por ti mismo sin importar el reto. Nunca le faltes al respeto a nadie ni dejes que nadie te lo falte a ti". Estos son Bill Russell y su madre con el resultado de once anillos de campeón de la NBA.




      James volvió casa llorando porque unos muchachos le estaban amenazando. Su madre le redujo e inmovilizado en el suelo le dijo "Más vale que no puedan contigo porque entonces te las verás conmigo". Este es James "Buster" Douglas quién noqueó al invicto Mike Tyson.




   Las personas podemos aprender a luchar y no me refiero simplemente a luchar a puñetazos, me refiero a luchar por derechos, creencias, sueños, metas, a luchar por uno mismo...Algunos son luchadores natos y otros necesitan que alguien les espolee y les demuestre que pelear es una actitud vital. Debemos luchar desde el respeto sin permitir que nadie nos desprecie. Nadie es mejor ni peor que nadie pero sí lo son sus actos.

    No se trata de ganar. No se trata de perder. Se trata de hasta donde puedes llevar la pelea, y ya que estás a ello, demostrar al mundo y, sobre todo a ti mismo, hasta donde eras capaz de llegar si fuera necesario. Adelante, duro con ello.

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