lunes, 29 de junio de 2015

Zapata, campo semántico.


    Se ha dado el caso de que, como todos ya sabemos, Guillermo Zapata, a quién no creo que le importe que le recuerde su parecido a Din Don, el orondo reloj de la obra de Disney "La Bella y La Bestia", ha realizado un estudio sobre los "límites del humor" en Twitter. Din Don publicó una serie de chistes sobre personas inocentes víctimas de horribles crímenes. Esos chistes han ganado repercusión pública a raíz de su elección como Concejal del Ayuntamiento de Madrid.



    Como consecuencia del revuelo mediático, Din Don renuncia a ser Concejal de Cultura pero continúa como edil del Distrito de Fuencarral. Los omnipresentes bandos de la política española se enzarzan en la ya clásica pelea del "y tú más" mientras Din Don se destroza los dedos marcando los números de teléfono de Irene Villa, Antonio del Castillo y a saber de quién más con tal de poder disfrutar de la suavidad del sillón que acaba de catar. De momento Din Don ha salvado la nómina.

      ¿Por qué salva Din Don el puesto? Irene Villa contesta que ella no se siente ofendida, Antonio del Castillo confirma que el ujier de La Bestia ha llamado para pedir disculpas. A estas declaraciones se une la patulea de "tuitstars" anónimos que se comportan en Twitter como si éste fuera el patio de su colegio y ellos los matones. Propagan todos el mensaje "es peor robar que esto y otros no dimiten", además, las víctimas de las bromas "no le dan importancia", fin, ¿no? No, va la fiscalía y acusa a Zapata de delitos de odio e incitación al terrorismo. "¡Dejadme que ya lo arreglo yo!" ha venido a decir el fiscal. Irene Villa citada como testigo.

        Así que un patán con ínfulas de sociólogo decide comprobar los "límites del humor" pero comete varios errores: Primero lo hace desde su casa y no, Zapata, no. Este tipo de estudios se hacen sobre el terreno, del mismo modo que los meteorólogos se acercan al ojo del huracán o los geólogos a la lava ardiendo. Así que primer error de Zapata, no desplazarse para comprobar in situ reacciones reales de sujetos objeto de estudio como pudiera ser, por ejemplo, contar esos chistes en un monólogo durante una reunión de víctimas del terrorismo.

          Segundo error. No toma una muestra amplia de colectivos para tener en cuenta los diferentes grados de tolerancia al humor dependiendo de la raza, religión, sexo u orientación sexual sino que se centra en un colectivo con el común denominador de ser víctimas de la barbarie humana. Sr "Concejarl" la Plaza de Chueca es un lugar estupendo, especialmente a la hora de salida de los gimnasios, para comprobar el punto álgido de la curva del humor gay, tan bueno como la mezquita de la M30 para establecer el límite del buen rollo de la comunidad musulmana o la Cañada Real para tomar la temperatura humorística del pueblo calé. También, ahora que trincas pasta, puedes viajar a Hollywood a ver si pillas a Mike Tyson rodando "Resacón 6" y escrutas los límites del humor negro afroamericano.

         Tercer error. Conjuga mal el verbo dimitir, no sabe pedir perdón ni muestra ningún tipo de desasosiego que no sea el que le produce la posible pérdida de su flamante cargo. Ha tenido tiempo más que de sobra para borrar o explicar esos "tuits" mucho antes de que nadie se lo pidiera y no lo ha hecho.

            Y saltando en ese charco con el aplauso de sus colegas de recreo, va Chancleta, por mantenerme dentro del campo semántico, y salpica a Irene Villa, y a Antonio del Castillo, y a todos los familiares de ambos, y a los familiares de Toñi, Desirée y Miriam... En fin, excelente puesta en escena para todo un Concejal de Madrid. No debe de olvidarse que a estas personas les hemos fallado como sociedad. No llegamos a protegerlas en su momento, ni hemos resuelto el caso de algunas de forma satisfactoria; qué ocurrió exactamente con Miriam, Toñi y Desirée no está claro, y es tanta vergüenza para nosotros como sociedad como el caso de Marta del Castillo . Así que con estas personas, bromas, las justas.

               Mientras, Antonio del Castillo toma cierta relevancia durante un par de días pero, entiendo yo, vuelve presto a lo que debe de ser su fin principal que es encontrar a su hija. Irene Villa, de por sí bastante presente en medios y redes sociales, adquiere aún más presencia erigiéndose de forma involuntaria en la réplica principal a las "investigaciones del humor". Las caras de ambos, Villa y Zapata, aparecen en la misma página de información seguidas de sus declaraciones.

               De Alpargata ya está todo dicho, pero Irene Villa se limita a decir que ella está a cosas más importantes. Muestra su sonrisa y nos hace pensar en todo lo que le sobra: su alegría, su bondad, su afán de superación. Nadie mira a Irene Villa y piensa "pobrecita le falta tal pierna, o un dedo o una uña". Junto a su imagen en el periódico del día la de Din Don y todos pensando "¡Madre mía, todo lo que le falta a éste! Empezando por un hervor"

                No podía ser esta una historia corta en la que un torpón se da cuenta de su condición, dimite y se va a casa consciente de que el pueblo no quiere ladrones pero tampoco maleducados en el gobierno. La fiscalía imputa a Zapata poniendo el listón de "incitación al terrorismo" a ras del suelo para gastar recursos que podrían utilizarse, por ejemplo, en la resolución del caso de Marta y de paso hacer que Irene Villa pierda la mañana en la Audiencia con todas las cosas útiles que seguro tiene que hacer. Todo por un tipo, Zapata, tiene que estar en su casa sin Twitter, ni smartphone, ni PC, escribiendo guiones a máquina para quién se los compre pero desde luego no desde la cárcel.